jueves, 25 de octubre de 2012

EL ALIMENTO DEL ALMA


EL ALIMENTO DEL ALMA

Cuando las cosas salen mal
Como a veces suelen ir
Descansar acaso debes
Pero nunca desistir.
                                 Ruyard Kipling


Esta es parte de una poesía encontrada en la caja fuerte de un tío que al fallecer su familia encontró.
Mi tío es la imagen  en la  infancia, de lo que es un hombre autosuficiente, valiente y brutalmente fuerte. Físicamente podía sacar una nuez de su cáscara con una sola mano,  podía doblar una corcholata con solo dos dedos y también podía doblar una lata de cerveza cuando las latas eran de hojalata y no de aluminio como son ahora. Me parece que los que lo conocimos algo o mucho nunca hubiéramos imaginado que alguien que siempre libró obstáculos retadora y temerariamente aquilatara como un tesoro algo tan poético y verdadero.

Todos necesitamos de apoyos, los mas sabios, los mas fuertes, los mas inteligentes, los mas ricos, todos necesitamos de algún apoyo, de algo y alguien en quien que confiar; puede ser la fe y esperanza de una vida después de esta, puede ser la perpetuidad de nuestro paso por este mundo a través de nuestras obras, legados o hijos, puede ser apoyarse en la sabiduría de los demás, en la belleza de un paisaje o poema, tal como lo hizo él.

Es condición necesaria del ser humano conseguir apoyos e inputs que lo enriquezcan, a  nuestro cuerpo le damos alimento y cuidado (algunas veces) a nuestra mente la podemos nutrir con conocimientos y algunos ejercicios como la lectura pero ¿como nutrimos nuestra alma? ¿Cómo podemos reiniciar nuestro espíritu y alma luego del cansancio y desgaste de todos los días?

Cierto que algunos tenemos la fortuna de ya conocer algunos botones que disparan  lo mejor de nosotros o nuestros demonios; en mi caso los demonios son desatados por la injusticia, por las películas con finales tristes, por ver a mis seres queridos mal o por la gente que no es congruente entre lo que hace, dice y piensa;  los botones mágicos que despiertan lo bueno de mi son la música, acudir los domingos a mi actividad matutina, salir a cenar con mi esposa o simplemente conversar con ella y  también reunirme con mis amigos en nuestro grupo "de rezo" y para tomar dos cervezas en un restaurante.

Pero y ¿el alimento del alma?, ese alimento es algo que estoy descubriendo y espero de corazón que me lleve toda la vida.

jueves, 11 de octubre de 2012

EL MUNDO CONVEXO QUE HABITAMOS: (Parte II)


EL MUNDO CONVEXO QUE HABITAMOS:  (Parte II)

¿Así de terrible?
 Si, así de terrible. El tiempo nos saca de esta franja dinámica y nos metemos año con año en una línea menos activa hasta parecer ser estática, empezamos a vivir en un mundo que ya no mueve las cosas, llamémosle el mundo convexo.
 
En el mundo convexo vestirse como los demás parece ridículo, ya no hablamos como habla la gente dinámica, ya no nos parece las nuevas formas de relacionarse, ni que decir de la forma de divertirse.
En el mundo convexo parece una aberración hablar del amor virtual, del poliamor, del cibersexo; nos parece terrible que para divertirse sea necesario ir a varios lugares en una misma noche porque uno no basta.  No entendemos lo que es una pre (fiesta) o un after. Es terrible ver que para divertirse en la playa no basta con nadar en el mar, es indispensable un vehículo acuático, pescar en la playa es de locos y aburrido. Pedir un favor a un joven debería de corresponder a una recompensa ya sea por arreglar el jardín o por pedir que limpien su cuarto.
 
En nuestro mundo convexo los autos se mueven más rápido, los que los conducen cada vez son más estúpidos, los aparatos electrónicos cada vez son más complejos e ineficientes y parece que los necesitamos menos.
 
En este mundo convexo en el cual empiezo a vivir existe una parte con un sabor sin igual, la parte buena, la mejor parte de la vida, la parte maravillosa de esta edad es que en verdad hago lo que quiero hacer y  no me importa lo que la gente pueda pensar de mi. Si, en mi mesurado manejo se atraviesa un niño lo más importante es frenar para que recupere su pelota y  pueda  seguir jugando y  la alabanza a Dios por no haber sucedido nada malo es automática.
 
Me ha dejado de preocupar que se me caiga el pelo, lo poco que queda da igual si se cae o no, la insistencia con el ejercicio se ha vuelto un asunto más de salud que físico, si quiero bailar bailo, solo o con mi mujer, no quiero bailar con nadie más. Conmigo bailo porque me simpatizo y con mi mujer porque la amo.
 
Si quiero cantar canto y grito como si fuera un Rockstar, los que somos estrellas de rock no nos importa cuánto publico nos escucha. Voy a donde quiero ir, de las invitaciones que recibo solo acepto las que verdaderamente me darán alegría, satisfacción, gusto, libertad, un sabor espectacular o me harán llorar de la risa.
 
No me interesan los viajes en excursiones, viajo cuando puedo y quiero y con quien me quiere y quiero. He entendido que la vida es solo algo temporal, que desde que nací tengo más de lo que me puedo llevar. Que la temporalidad y el espacio son problemas de los humanos, después de esta vida estarás donde quieras con quien quieras y todo a la misma vez y en varios lugares al mismo tiempo si así lo deseas.
 
Todas las incógnitas que tenemos sobre el futuro son limitantes de esta vida y ninguna será importante para lo que sigue.
 
En verdad es maravilloso no estar en competencia con todos, con los amigos, en la empresa, en la escuela hasta en la misma familia, en esta edad ya no importa ser el primero, el mejor o el más inteligente lo único que importa es ser el más feliz que yo mismo puedo ser.
¡Bienvenido el mundo convexo!


miércoles, 3 de octubre de 2012

EL MUNDO CONVEXO QUE HABITAMOS: (Parte I)


EL MUNDO CONVEXO QUE HABITAMOS: (Parte I)

Cuando era estudiante en varias ocasiones escuché o presencié la escena del empleado mayor de 45 que era despedido por uno más joven, o la secretaria ya no tan vigente que era “promocionada” a operar el archivo de la empresa, o el maestro mayor que era reasignado a la biblioteca.
 
También era común ver como las personas al adquirir experiencia, o envejecer (depende del cristal con que se mire) iban perdiendo su brillo, su vitalidad; sus ideas iban perdiendo valor por tener cada vez menos escuchas, en una sola palabra con el tiempo pareciera que el ser humano pierde vigencia.
 
Siempre supe que algo tendría que hacer llegado el momento para que “eso” no me sucediera a mí y parecía que con estudiar, y leer mucho sería suficiente. Vestirse un poco mas juvenil de lo correspondiente según los cánones sería suficiente, con hablar como los más jóvenes que yo sería suficiente.
 
Lejos de lo que sucede en el mundo de las empresas y los empleos en México, país en donde luego de los 40 no existe posibilidad de emplearse dignamente con un potencial de crecimiento y desarrollo, cada vez son más los países como China, Japón, Israel, Inglaterra y Francia en los que la experiencia es bien aquilatada, difícilmente se encontrara a un CEO o COO respetable menor de 40 años, ya que la sabiduría y prudencia que proporcionan los años  es bien valorada. 
 
Quiero tocar el tema fuera del mercado laboral que es el más común y el que menos nos debiera preocupar a los 45 años de edad, y es que lo que  realmente sucede, es que el mundo en verdad es de los jóvenes como dice la frase muy trillada, pero no de los adolecentes de 15 o 20 años (porque hoy se puede ser adolecente  hasta los 35), sino de los empresarios, emprendedores, políticos humanistas de 25 a 40 años, el mundo es de esta gente que produce, consume, y vive intensamente.  Muchos alumnos universitarios con sus 22 años han entendido que ya ha transcurrido el 30% de sus vidas, que les quedan dos terceras partes para hacer lo que desean con su vida, que no son tan jóvenes como algunos maestros les quieren hacer sentir. ¿Por qué entonces parece que al acercarnos  a los 50 el mundo cambia, el mundo se vuelve más acelerado, la gente deja de escucharnos tanto? ¿Por qué ya las cosas empiezan a cambiar tan rápido que parece que nos dejan atrás?
 
Simplemente con el paso del tiempo dejamos que el mundo nos aleje de su realidad. Imaginemos que la vida es una regla en movimiento en donde los centímetros son los años; mientras avanzamos entre los 20 a los 40 las cosas se mueven a la misma velocidad que nosotros, pero lo que en realidad sucede es que las cosas las movemos nosotros, por lo tanto no hay gran desplazamiento entre nuestro envejecimiento y la velocidad en la que transcurren las cosas en ese período.  

Sin embargo, fuera de ese rango  conforme crecemos nos salimos del grupo que es el motor conocido de este dinamismo de la vida, por lo tanto cuando estoy entre los 50 y los 60 ya no estoy en la parte de la regla que marca la etapa de los jóvenes, ya no estoy en ese momento de la vida que mueve al mundo es decir, no es que vayamos más lentos sino que esa parte dinámica de la vida que  siempre esta en aceleración nos deja atrás, y sin darnos cuenta empezamos a pertenecer prácticamente a otro mundo.

¿Así de terrible?