viernes, 8 de octubre de 2021

 18/09/2021

COMPADRE, COMPADRE, COMPADREEE.

 

Quienes nos conocían un poquito, sabían perfectamente de nuestra amistad.

Lo que no muchos supieron es que nada te resulto fácil

Lo grande que fueron los obstáculos que tuviste que superar en muchas etapas de tu vida

Nadie supo lo difícil que fue lograr el primer amor, ganar el primer peso o hacer un amigo de por vida.

Lo complicado que pudo haber sido tener la autoestima alta, creerte el juego de la vida y jugar a ganar, apuntarle a las estrellas, porque las nubes estaban muy bajas para tus sueños.

Lo que sí creo era del dominio público es lo que hemos gozado juntos tú y yo en esta vida, cientos de risas, fiestas, bailes, esquiadas en el mar al mismo tiempo en donde más de uno se sorprendía de tu agilidad al vernos en el mar.

Tomamos sin permiso moto, autos y lachas del papá que se descuidara y por tu “iniciativa” para no acusarte de culpable muchas veces nos castigaron parejo.

Cada mes al recibir calificaciones de la secundaria y prepa yo sufría, pero no por la mías sino por las tuyas porque si te castigaban por “estudioso” me reventaba todo el mes también, las fiestas y reuniones no eran lo mismo sin ti.

Eso sí, seguro el próximo mes nos divertiríamos de lo lindo porque con un poco de estudio aprobabas todas, pero de plano entre todos tus gustos y pasiones no se encontraba el estudio amigo.

En las temporadas de verano, eras el primero en mencionar que te gustaba alguna niña como para tenerla apartada por si había oportunidad, y muy descarado eras porque mencionabas siempre a más de una y a las más bonitas.

Sonrío cada vez que recuerdo que cuando recibías carta del amor de tu vida, aun no correspondido en aquellos tiempos, me llamabas por teléfono y yo acudía a tu casa a veces en auto prestado y otras pedaleando más de 30 minutos en mi bicicleta para ayudarte a contestar la carta recibida,  la que escribías recuerdo que antes de sellarla la bañabas con tu perfume preferido. 

Luego siendo muy jóvenes nos convertimos en socios donde inteligentemente encontramos la forma de ser “invitados” a todos los XV años y además de divertirnos ganar un buen dinerito que inteligente uso tuvo.

Vivimos prácticamente de todo, no hay queja ni reclamo a Dios o a la vida.

Me siento orgulloso de ti ,de mí y de nuestra amistad, sobre todo aquella noche en la que ya con 50 años cada quien, cuando entrabamos a un concierto con nuestras esposas, nos topamos con Mario M. y nos dice con su voz ronca casi gritando, “después de mas de cuaretnta años algunos hasta de esposa ya cambiaron pero ustedes siguen juntos, que barbaridad”, nos reimos mucho ambos, pero el mejor piropo a nuestra amistad, un día entre suspiros me lo dijo tu hijo David, “Tío, quiero que me escuches y que no me interrumpas porque lo que te voy a decir es importante, mis hermanos y yo le tenemos un poco de envidia a mi papá, porque los tres quisiéramos tener un amigo, como lo eres tu de mi papá". Eso es lo más bonito que me han dicho de nuestra amistad.

Pocos conocen la parte de tu historia en la que ayudaste a muchos cuando mucho tuviste y cuando la suerte cambio, continuaste haciéndolo con todas tus fuerzas. Sin ser una tarea fácil siempre viviste acorde a tus valores y a tus sueños al precio que sea

Nunca supiste de la amistad, la ayuda o el amor a medias, dabas el cien por ciento cuando alguien se lo merecía.  Las cosas o las hacías bien o se las dejabas a otros. Esto último en raras ocasiones sucedió porque tu liderazgo, para no decirte mandón, siempre ha sido tan grande como tú.

Lo que sí estuvo fuera de nuestros planes fue lo rápido de tu partida, ¡me lleva la chingada!, nada nos avisó.

Cuando te pusiste mal poco importo la pandemia, encontramos formas, mi esposa y yo, de eludir a los guardias de la clínica para visitarte, para hacerte reír, para llevarte clandestinamente lo que no debías comer, pero tanto te alegraba. Luego salíamos corriendo del hospital para que no nos atrapara la policia por la resticcion de horario vehicular.

¡Maldita enfermedad!, yo nunca supe cuando te diste cuenta de tu inminente partida, no quiero saber lo que pensabas cuando yo movido por nuestra amistad te intentaba de animar y hacer reír bromeando hasta con las enfermeras a las 11:00 pm a pesar de tener el alma rota, entraba a tu cuarto diciendo "compadre, compadre, compadreee". (La verdad es que si nos reímos a carcajadas varias veces)

Estoy luchando para aceptar tu ausencia, saber que tu sigues en otro plano y con otros planes, lo que sí quiero decir es que tus planes acá continúan, tus tres hijos son producto del fuerte esfuerzo de sus padres, se poyan entre ellos tres como no imaginas, se organizan para cubrir tus actividades, cuidan a su mamá como los tres mosqueteros que son.

Ella lucha cada día para continuar, pero te apuesto mi fortuna (que no es mucha) a que lo logrará, todos algún día volveremos a reír con tu recuerdo porque es lo que tú hubieras querido.

Espero que estes bien preparado como el gran anfitrión que siempre demostraste ser, para que cuando te corresponda recibirme, lo hagas con una gran fiesta, porque eso será.

Te extrañamos cada día Milo.