Dr. SUPERMAN (para
mí)
Las dos variables infinitas conocidas en el universo son el
tiempo y el espacio, para que las cosas sucedan, para que la gente se conozca
tenemos que tener la suerte que ambas variables, infinitas se crucen en un solo
instante, como dos líneas infinitas en un mismo plano que se interceptan en un
solo punto en la inmensidad de su
existencia. Este parecería un derecho reservado para superhéroes.
Vecino de Mérida, nacido en 1926 Miguel era una persona mas
y termina siendo el hombre más importante en mi vida.
Con pelo rizado, larguirucho y delgado hijo de una sabia
mujer y de Don Sixto, estudiante regular siempre soñó con ser ingeniero y de
ser posible especializado en hidrocarburos. El interés nace por conocer los
misterios que encerraba ese liquido tan poderoso con el que funcionaban los
automóviles; al mismo tiempo en el que terminaba la segunda guerra mundial
Miguel tiene que madurar y saber que la familia no tiene dinero para pagarle
sus estudios de Ingeniero en alguna facultad fuera de Mérida y empujado por sus
padres y debido a que la carrera de medicina era gratuita con no muy buenos ánimos
empieza la carrera en la Facultad de Medicina en Yucatán.
La carrera que debería de ser de 5 años le lleva más tiempo,
realiza su servicio social en el puerto de Chicxulub (tal vez ahí nace su gran
amor por la playa) y al terminar es necesario decidir si es un doctor mas en
Mérida o se especializa; empujado por su cuñado el Dr. Fernando Romero toma la
opción de inscribirse en un programa de Intership en USA en el cual a cambio de
tu trabajo en un hospital Norteamericano ellos le darían habitación, comida,
lavado de ropa y educación con algunos centavos extra. (Centavos americanos desde
luego)
La gente con dinero en aquel entonces se especializaban en
medicina en La Habana, en Paris pero no en USA, Miguel no tuvo opción, en aquel
entonces USA era un país que demandaba manos jóvenes en medicina por los
estragos de la segunda guerra mundial.
Con tristeza,
esperanza, sueños, un pésimo ingles y $145.00 dólares por primera vez se sube a
un avión tetramotor de PAN AM y se embarca hacia IOWA, al Luhteran Hospital
para realizar una residencia de un año y luego poder especializarse en otorrinolaringología.
Al llegar al hospital es bien recibido pero su ingles era tan malo que fue
necesario llamar al párroco del pueblo para que ayudara a interpretar lo que Miguel
decía. Había muy pocos latinos en 1955 en USA.
A las 48 horas Miguel es informado por la dirección del
hospital que es imposible recibirlo, su ingles deficiente no le permitiría
trabajar como médico y lo que restaba era que regresara a su país, con lagrimas
en los ojos pidió quedarse haciendo las labores que fueran necesarias pero no podía
regresar derrotado luego de tanto esfuerzo de toda la familia.
Luego de una noche de insomnio recibe la buena noticia al día
siguiente que sí se podría quedar pero tendría que trabajar y estudiar horas
adicionales, desde luego Miguel acepto pues sus ganas de trabajar eran más
grandes que su conocimiento en aquel entonces.
Compartiendo el cuarto con un filipino una noche su
compañero es llamado para atender una emergencia como en tantas otras ocasiones
pero en esta él se negó, era muy tarde y su turno ya había terminado. Miguel en
igualdad de condiciones ofrece asistir. En la sala de emergencias en turno como
paciente está alguien importante, no recuerda si era algún político, artista o
empresario el caso es que ante la inminente asfixia del paciente Miguel decide
aplicar una maniobra para evitarlo e introduce una cánula de Guedel al paciente
para abrir las vías y que pudiese respirar, esta maniobra requiere de
habilidad, rapidez y decisión y estaba prácticamente reservada solo para Doctores
especializados pues en aquel entonces eran metálicas y podrían desgarrar la tráquea
fácilmente; el Dr. Hanson, director del hospital había llegado en esa madrugada
y se incorporaba al equipo en el mismo momento en el que Miguel realiza la
maniobra y observo con atención lo que Miguel hizo.
Al día siguiente el filipino fue dado de baja del hospital y
Miguel fue llamado a la oficina del director quien lo felicito y le dijo, “Mr.
Baquedano you have the feeling in your hands” y desde ese momento no le quito
el ojo de encima apoyándolo y enseñándole todo lo que pudo hasta que al cabo de
12 meses Miguel es ampliamente recomendado y emprende el vuelo al Baylor College
of Medicine and Hospital en Houston para aprender otorrinolaringología.
Estuvo
siempre en el lugar adecuado, con sueño, cansado pero siempre dispuesto y
estando en el lugar adecuado, solo hay que esperar el momento adecuado hasta
que llegue y para Miguel, ese día fue el momento adecuado.
Al cabo de 3 años con la invitación para quedarse
permanentemente en Baylor él regresa a Mérida, instala su consultorio en el
barrio de San Juan y empieza su carrera
en el IMSS. Esta es la breve historia profesional del hombre más importante en
mi vida.
Un domingo en un paseo por progreso, territorio predilecto
del Dr., conoce a una muchacha 14 años menor que el de quien sigue perdidamente
enamorado para mi fortuna 52 años después, pero esa, es otra historia
Te quiero mucho Papá