Septiembre 11
Al ver las fotos, comentarios y evidencias del horror que
fue el atentado terrorista de las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001
confirme y entendí que así como el amor es infinito para los que aman, no hay
que conformarse porque también la maldad lo es para lo que odian.
Grandes discusiones se mantienen vigentes después de más de
10 años en internet, libros, películas sobre la veracidad del autor intelectual
de este horror, pero para los deudos, para los familiares de las victimas da
exactamente igual.
Qué demonios nos interesa quien fue, los muertos ahí está,
la destrucción ahí están, el odio por la vida queda reflejado en actos de esta
índole.
Es imposible estar ahí y no recordar lo imponente que eran las
torres gemelas y ahora los dos enormes
huecos que quedaron convertidos en piscinas para no olvidar lo sucedido.
En mi primera visita hace años a la zona cero apenas se
iniciaba un pequeño museo en recuerdo a lo ahí sucedido, luego de permanecer en
silencio en ese lugar fui con mi esposa a una pequeña tienda a comer algo y en
la fila para comprar un hombre no mayor de 65 años estaba verdaderamente
inquieto por decirme algo, y cuando nuestras miradas se cruzaron empezó a
platicarme esta historia.
“¿Ya vio Ud. Lo que nos hicieron?, yo vivo cerca de aquí y
el 11 de Septiembre mi esposa fue a trabajar yo como soy jubilado me quede en
casa viendo la tv.
Hasta que el segundo avión se estrelló pude difícilmente
comprender lo que sucedía le llame al móvil (a su esposa) pero ella no
contestaba; salí a la calle como un loco a ver que hacía y camine muchas
cuadras preguntándole a Dios en donde demonios estaba, ¿Por qué permitía que
estas cosas sucedieran? ¿No podía El hacer algo para evitar todo esto? Como respuesta a mi grosera exigencia lo que
sucedió es que se derrumbó la primera torre, el ruido fue increíble pero la nube
de polvo que derivo esta caída fue apocalíptica. Hubieron más gritos, menos
sirenas de autos, más carreras pero también menos gente, más dolor pero menos
sentimiento. No entendía lo que sucedía de nueva cuenta, ¿Por qué? ¿Dónde estás?
Y ¿mi esposa donde estará?
Al salir de la nube de humo pude ver algo que me horrorizo aún
más, los edificios cercanos se estaban moviendo y al ver al cielo pude observar
claramente como estaban bamboleándose de tal forma que parecía sus puntas se tocarían;
y no era uno eran varios, si eso sucedía lo que vendría seria otra serie de
catástrofes quizá mayores. Regrese a la casa y grande fue el milagro cuando encuentro
a mi esposa esperándome en la puerta, no pudimos hablar solo nos abrazamos y
lloramos por un rato.
Cayó la segunda torre y también los edificios se movieron
rozando las puntas de unos con otros, en ese momento entendí dónde estaba Dios.
Él estaba cuidándonos a todos nosotros, aguantando los edificios y llevando a
mi esposa a casa.”
Al terminar su relato, el lagrimaba sin perder la sonrisa y
yo hacía gran esfuerzo por imaginar lo relatado.
Dos años después he regresado al lugar y al museo, está concluido
y una vez más me sucede algo que no olvidaré, en el recorrido descubro que mi
hija se ha quedado atrás, la encuentro en un profundo silencio, en posición
firme y muy triste frente al siguiente mensaje telefónico mandado desde el
vuelo 175 de United.
“Hey Jules,
this is Brian. Ah, listen…I´m on an airplane than has been hijacked…if things
don´t do well, and they´re not looking good, I absolutely love you. I want you
to do good, have good times, same with my parents. I´ll see you when you get here. I want you to know that I totally love
you. Bye, babe, hope I will call you.”
Brian
Sweeney, passenger.
United Airlines Flight 175
Me acerque, le di un beso en la frente y la deje en su
silenciosa comunión con el dolor de los que perdieron a alguien ese día, me
parece todos deseando que esto no hubiera sucedido.
Los que odian en estos días parecen tener más intensidad que
los que amamos, a pesar de ser menos en número.
Sin embargo en ese lugar, de luz tenue y silencio
ensordecedor lleno de gente, ahí mismo también puedo sentir y ver las muestras
de solidaridad, compromiso, resignación y buenos deseos para los deudos. Entendí
y comprobé que afortunadamente para el mundo nosotros los que amamos también tenemos
este sentimiento muy fuerte, somos mucho más que los pobres que odian.
Por lo tanto ¡Perderán!
No hay comentarios:
Publicar un comentario