lunes, 22 de abril de 2013

Dr. SUPERMAN


Dr. SUPERMAN  (para mí)

Las dos variables infinitas conocidas en el universo son el tiempo y el espacio, para que las cosas sucedan, para que la gente se conozca tenemos que tener la suerte que ambas variables, infinitas se crucen en un solo instante, como dos líneas infinitas en un mismo plano que se interceptan en un solo  punto en la inmensidad de su existencia. Este parecería un derecho reservado para superhéroes.

Vecino de Mérida, nacido en 1926 Miguel era una persona mas y termina siendo el hombre más importante en mi vida.

Con pelo rizado, larguirucho y delgado hijo de una sabia mujer y de Don Sixto, estudiante regular siempre soñó con ser ingeniero y de ser posible especializado en hidrocarburos. El interés nace por conocer los misterios que encerraba ese liquido tan poderoso con el que funcionaban los automóviles; al mismo tiempo en el que terminaba la segunda guerra mundial Miguel tiene que madurar y saber que la familia no tiene dinero para pagarle sus estudios de Ingeniero en alguna facultad fuera de Mérida y empujado por sus padres y debido a que la carrera de medicina era gratuita con no muy buenos ánimos empieza la carrera en la Facultad de Medicina en Yucatán.

La carrera que debería de ser de 5 años le lleva más tiempo, realiza su servicio social en el puerto de Chicxulub (tal vez ahí nace su gran amor por la playa) y al terminar es necesario decidir si es un doctor mas en Mérida o se especializa; empujado por su cuñado el Dr. Fernando Romero toma la opción de inscribirse en un programa de Intership en USA en el cual a cambio de tu trabajo en un hospital Norteamericano ellos le darían habitación, comida, lavado de ropa y educación con algunos centavos extra. (Centavos americanos desde luego)

La gente con dinero en aquel entonces se especializaban en medicina en La Habana, en Paris pero no en USA, Miguel no tuvo opción, en aquel entonces USA era un país que demandaba manos jóvenes en medicina por los estragos de la segunda guerra mundial.

Con  tristeza, esperanza, sueños, un pésimo ingles y $145.00 dólares por primera vez se sube a un avión tetramotor de PAN AM y se embarca hacia IOWA, al Luhteran Hospital para realizar una residencia de un año y luego poder especializarse en otorrinolaringología. Al llegar al hospital es bien recibido pero su ingles era tan malo que fue necesario llamar al párroco del pueblo para que ayudara a interpretar lo que Miguel decía. Había muy pocos latinos en 1955 en USA.

A las 48 horas Miguel es informado por la dirección del hospital que es imposible recibirlo, su ingles deficiente no le permitiría trabajar como médico y lo que restaba era que regresara a su país, con lagrimas en los ojos pidió quedarse haciendo las labores que fueran necesarias pero no podía regresar derrotado luego de tanto esfuerzo de toda la familia.

Luego de una noche de insomnio recibe la buena noticia al día siguiente que sí se podría quedar pero tendría que trabajar y estudiar horas adicionales, desde luego Miguel acepto pues sus ganas de trabajar eran más grandes que su conocimiento en aquel entonces.

Compartiendo el cuarto con un filipino una noche su compañero es llamado para atender una emergencia como en tantas otras ocasiones pero en esta él se negó, era muy tarde y su turno ya había terminado. Miguel en igualdad de condiciones ofrece asistir. En la sala de emergencias en turno como paciente está alguien importante, no recuerda si era algún político, artista o empresario el caso es que ante la inminente asfixia del paciente Miguel decide aplicar una maniobra para evitarlo e introduce una cánula de Guedel al paciente para abrir las vías y que pudiese respirar, esta maniobra requiere de habilidad, rapidez y decisión y estaba prácticamente reservada solo para Doctores especializados pues en aquel entonces eran metálicas y podrían desgarrar la tráquea fácilmente; el Dr. Hanson, director del hospital había llegado en esa madrugada y se incorporaba al equipo en el mismo momento en el que Miguel realiza la maniobra y observo con atención lo que Miguel hizo.

Al día siguiente el filipino fue dado de baja del hospital y Miguel fue llamado a la oficina del director quien lo felicito y le dijo, “Mr. Baquedano you have the feeling in your hands” y desde ese momento no le quito el ojo de encima apoyándolo y enseñándole todo lo que pudo hasta que al cabo de 12 meses Miguel es ampliamente recomendado y emprende el vuelo al Baylor College of Medicine and Hospital en Houston para aprender otorrinolaringología.
Estuvo siempre en el lugar adecuado, con sueño, cansado pero siempre dispuesto y estando en el lugar adecuado, solo hay que esperar el momento adecuado hasta que llegue y para Miguel, ese día fue el momento adecuado.

Al cabo de 3 años con la invitación para quedarse permanentemente en Baylor él regresa a Mérida, instala su consultorio en el barrio de San Juan  y empieza su carrera en el IMSS. Esta es la breve historia profesional del hombre más importante en mi vida.

Un domingo en un paseo por progreso, territorio predilecto del Dr., conoce a una muchacha 14 años menor que el de quien sigue perdidamente enamorado para mi fortuna 52 años después, pero esa, es otra historia

Te quiero mucho Papá

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