NOSOTROS LOS NOBLES
Es una película mexicana, sin grandes pretensiones y resulta
una comedia profundamente educativa.
No cuento con las credenciales para poder hablar de la parte
artística o actoral, y mucho menos para poder criticar la edición o dirección
de esta película, pero como publico tengo todo el poder de comentar que es una
excelente película, ideal para quienes quieren ir al cine a pasar un rato
agradable, reírse un poco y reflexionar mucho si tienen la suficiente agudeza
para filtrar lo profunda que pueden ser las enseñanzas en esta mexicanísima
película.
Primero que nada, vemos el regreso de Gonzalo Vega, quien en
lo personal ha superado un mal diagnostico de cáncer, hecho en un hospital de
Houston Texas, en uno de esos famosísimos hospitales en donde te tratan como un
numero, tratándose de cáncer si te mueres era de esperarse y si te curas sales
tan pobre y arruinado que te terminas muriendo pronto de otra cosa,
afortunadamente en el caso de Sr. Vega no fue así, él no se cruzo de brazos; luego
de deprimirse, llorar y despedirse de su familia y regresar a México para morir
aquí siguió el consejo de otro artista, tomo una segunda opinión y resulta que
en 8 meses de tratamiento está bien, nunca fue cáncer. El hospital se quedo sin
su paciente, sin su muerto y sin el dinero de una mexicano mas.
Hablando de la película, si contamos con el filtro adecuado
para querer aprender algo diferente, se puede aprender y sacar algo de provecho
casi de cualquier parte y persona, solo es necesario tener el tamiz mental
adecuado para extraer importantes reflexiones. ¿Cuántas veces nuestros hijos
tienen mejores respuestas que nosotros?
Y no escuchamos. ¿Cuántas veces la sabiduría puede venir de una persona menos
culta que nosotros? y no escuchamos. ¿En cuantas ocasiones por dar todo lo que
no tuvimos mal educamos?
Muchos hijos de ricos son educados como todo poderosos y en
cierta forma lo son; violan las leyes y sus papis los sacan del problema, violan
derechos humanos y sus papis les hacen sentir, saber y estar seguros que ellos
son más importantes que los demás. Gastan dinero, tiempo, salud propia y ajena como
si fueran los copropietarios de todos los individuos que tienen el infortunio
de rozar sus vidas.
Pretextos para justificarnos sobran, “es que se enfermo de
chico”,” es que se murió su papa”,” es que me divorcie y tengo que compensarlo”
y en esta esquesofrenia (del pretexto “es que”) cimentamos nuestra pretexto
para mal educar, consentir y crear verdaderos engendros humanos que Dios nos
libre de toparnos con ellos porque es garantía que pasaremos un mal rato
al menos si coincidimos con ellos en el mismo tiempo y espacio.
Todo esto lo vemos en esta película pero con un giro
inesperado en el que una vez más con el afán de hacer las cosas bien se hacen
muchas otras muy mal por no tomar la decisión correcta y la solución del problema, surge en la voz de la señora
que ayuda en las labores domesticas en la casa.
Siempre cuando tomamos alguna decisión y escogemos la opción
A renunciamos al mismo tiempo a la opción B o C. Por esto en ocasiones es difícil decidir pero
si somos consientes y aceptamos que el libre albedrío que Dios nos dio precisamente
de eso se trata, de tener la capacidad de asumir los beneficios de una decisión
y las consecuencias no haber optado por las otras opciones sucederán dos cosas,
ambas muy buenas.
La primero que sucederá muy bueno es que no tendremos remordimiento por haber tomado alguna opción porque estamos conscientes que decidir implica renunciar a la vez y la segunda y más importante es que al saber y reconocer que optando por A tengo que dejar muchas otras opciones, siempre haremos una pausa para verificar si es la que más conviene para mi disyuntiva. (Medir el alcance de mi decisión)
Mi perrita Westie, Casilda lo aprendió a la primera, en una ocasión le di dos pedazos de pollo uno grande y otro pequeño, la primera vez tomo el grande y al tenerlo en la boca empezó a llorar, asustado acudí en su auxilio; en realidad no le pasaba nada, su llanto era por no poder tragárselo completo, lo cual implicaba soltarlo de nuevo (renunciar), partirlo y luego comerlo. Ahora siempre toma el pequeño, y luego se las ingenia para romper lo que quede y comerlo pero siempre primero el pedazo pequeño.
La primero que sucederá muy bueno es que no tendremos remordimiento por haber tomado alguna opción porque estamos conscientes que decidir implica renunciar a la vez y la segunda y más importante es que al saber y reconocer que optando por A tengo que dejar muchas otras opciones, siempre haremos una pausa para verificar si es la que más conviene para mi disyuntiva. (Medir el alcance de mi decisión)
Mi perrita Westie, Casilda lo aprendió a la primera, en una ocasión le di dos pedazos de pollo uno grande y otro pequeño, la primera vez tomo el grande y al tenerlo en la boca empezó a llorar, asustado acudí en su auxilio; en realidad no le pasaba nada, su llanto era por no poder tragárselo completo, lo cual implicaba soltarlo de nuevo (renunciar), partirlo y luego comerlo. Ahora siempre toma el pequeño, y luego se las ingenia para romper lo que quede y comerlo pero siempre primero el pedazo pequeño.
Cuando se decide pensando en lo que más conviene para mi disyuntiva, muy diferente a lo que más me conviene para mi disyuntiva estamos
hablando de decisiones incluso que pueden no convenirme en lo particular pero
son la mejor alternativa de solución para algún problema, eso es hablar de
niveles 5 y 6 de conciencia ética, lo cual dejo pendiente para blogs
posteriores.
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